lunes, 21 de septiembre de 2009
ACTIVIDAD FISICA EN LA TERCERA EDAD
La actividad física es esencial para la salud de las personas ancianas. Lo importante es realizar un chequeo médico previo, aumentar el ritmo lentamente y tener continuidad y siempre bien supervisado por un profesor de Educación Física.
Con el envejecimiento sobrevienen una serie de modificaciones en el funcionamiento de los órganos y sistemas de nuestro organismo. En las personas mayores, suele existir una disminución importante de la fuerza y la masa muscular, como consecuencia de permanecer en inactividad por periodos prolongados.
Se ha podido calcular que a partir de la adolescencia se produce disminución de un 1% anual en la capacidad física, responsable, en gran parte, de las enfermedades características de este grupo etario.
La realización de programas de ejercicios, en forma constante y por periodos prolongados, produce innumerables beneficios en todas las edades.
A continuación serán enumerados algunos:
• Menor incidencia de caídas y fracturas óseas, por aumento de la fuerza muscular y coordinación de los movimientos, producto del entrenamiento.
• Retraso en la aparición de osteoporosis, sobre todo en mujeres posmenopáusicas.
• Mejora la depresión, sobre todo en mujeres, con los programas de ejercicios físicos.
• La actividad física cotidiana, constituye uno de los pilares de los programas de prevención de la ateroesclerosis.
• En personas hipertensas, produce una disminución de las cifras de tensión arterial, con una gran mejoría de su cuadro clínico.
• Aumenta el gasto calórico del organismo, contribuyendo a la pérdida de peso y al mantenimiento de la misma.
• Mejora el sueño e induce una sensación de bienestar general.
• Incrementa la capacidad para desarrollar tareas cotidianas y laborales.
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